El Parade Festival.
Esta ciudad es increible, siempre hay algún festival al que ir, y todos son curiosísimos y pinterescos.
El Parade Festival es un festival al más puro estilo de las ferias de las películas del oeste, sólo faltaba la subasta de ganado.
Montones de teatrillos y pequeños circos esparcidos por un terreno embarrado. A la puerta de los teatrillos personajes caracterizados te cuentan a gritos las maravillas del espectáculo que se va a celebrar dentro.
Bares, restaurantes con extraños menús, camiones, carabanas...
Había un extraño tiovivo que no era para nada tan infantil e insustancial como el que estamos acostumbrados a ver, era un tiovivo con columpios. Un extraño movimiento del tiovivo acompañado de los intermiententes empujones de su encargado hacían que los columpios prácticamente se colocaran paralelos al suelo, volando y retornando con movimientos rápidos y vigorosos. No había más seguridad que una cadenita holgada. Los niños y mayores de todas las edades parecían controlar bastante la situación y pataleaban el suelo para conseguir mayores impulsos. Al final me animé a montarme y .. no paré de gritar en todo el viaje.
Acompañado de mi hermana visitamos un par de teatrillos, en uno un cómico pretendía hacernos reir y maravillarnos con estúpidos trucos de video y monólogos en holandés.. claro está que no nos enteramos de nada. En otro disfrutamos de lo lindo con la actuación de una, en esta tierra muy conocida, cantante:Ellen ten Damme . Un concierto impresionante, una voz profunda con una puesta en escena divertida e impactante, mitad galmour mitad punk, nunca había sentido tan de cerca una voz tan poderosa.
En resumen, otra extaña vivencia en esta imcomprensible ciudad.
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