La calle Dijksgracht.
La gente de la calle Dijsgracht vive flotando sobre las aguas de un canal.
Sus casas son viejas barcazas modificadas y acondicionadas con estilo pintorescos. Tdo son colores agotados por el tiempo. La naturaleza invade el terreno humano y a éste no parece importarle.
Muchas de las casas flotantes aparentan no haber navegado en años y no parece que estén dispuestas a volver a hacerlo.
Un hombre de entrada edad con largos cabellos y amplia barba amarillenta y descuidada me ayuda a encontrar mi camino: el centro de escalada indoor llamado Klimuur Center.
Tres niñas rubías y luminosas me rodean e increpan, dando saltos, sonrientes. Tienen una especie de chiringuito formado por una caja de madera que parecen estar terminando a base de martillo y clavos. No hablan inglés, peror sus insistentes gestos junto con un sutil "for money" me bastan para saber en que consiste su negocio: la venta de esos 2 plátanos que tienen sobre su caja y, quizás, un baso de agua de esa jarra. Les enseño mis monedas y me cogen una de 20 céntimos, la verdad es que me apetecía un plátano.
Sigo mi camino dejando atrás las confiadas risas de los 3 ángeles y los colores y la madera podrida invaden mis flancos.
Entre las 2 filas de casa flotantes aparcadas en la orilla distingo lo que parece ser un bagón de metro con punto de flotación constante.
Como siempre mi cámara me traiciona cuando más la necesito: "Battery exhausted", espero volver, lo que significaría que he encontrado un compañero para mi primer día de escalada indoor.
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